Ayer, pedí a Dios felicidad
y Él, te mando a mí
para conocerla.
Incubado en mi vientre
pasaron los meses,
meses de lucha y amor.
Profundo valor me diste a mí
tus ganas de vivir
para descubrir el mundo exterior.
Sentir tu piel, mirar tu ser
oír tu llanto,
dulce canto de vida,
mirarte crecer
y descubrir lo que por amor, forme.
Mañana, mañana veré llegar
al niño-hombre que hay en tí
queriendo abrir sus alas
para volar solo y así,
conocer un mundo nuevo.
Mañana, vigilante ahí estaré
cuidando que esas alas
fuertes estén,
para abrir camino a este nuevo ser.
Ayer, cuando a Dios
pedí amor y felicidad
TE TRAJO A MI.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario