domingo, mayo 11, 2008

RELATO: POR QUE EL MIEDO A DECIR "TE AMO"

Es hermoso respirar el aire de este mundo, sabiendo que aún existe gente como tú, ya que así queda perfumado con tu aliento...

***********************

Fue aquella noche en que nos robamos unas horas para estar juntos, en la que, cobijado dentro de mis brazos y cuerpo, pensé, alejabas de tu mente falsos y viejos temores.
El calor de la habitación se convertía en un glaciar encomparación de tus entrañas. Nos entregamos sin recato ni medida y tu risa llegó a estallar de tal manera, que fue en aquella ocasión cuando quedó incrustada tan dentro de mí, que cada vez que te pienso, la escucho.
Sí, esa risa franca y sincera que en los últimos días sin vernos, he podido recordar y ha sido como la música más bella que ha penetrado mis oídos y ayuda a mitigar mi propia depresión.
Como de costumbre en estos momentos de sagrada intimidad, cuando nuestros cuerpos se fundían en uno solo y escribíamos nuestra entrega en cada uno de los poros de la piel, al quedar exhaustos y satisfechos, tu enojo o depresión, salían a flote de nueva cuenta.
--No estás deprimido. Estás distraído, pensé. Y eso te impide ver las maravillas del mundo que te rodean. Recuerda amado mío, que el miedo te impide "volar en las alas del intento". Volar al infinito; ser sueño en libertad sin que nada te ate y aprisione de manera repetida.
-- ¿Qué tienes que hacer? Me pregunté. ¡Cómo poder ayudarte! Sí yo misma caiga en el mismo patrón de conducta. Sin embargo, trato de que no aflore cuando estás a mi lado; aún así, creo conocer la respuesta.

Debes salirte y dejar de hablar contigo mismo. Detén por un instante el diálogo interno. Esto produce un gran cansancio y como consecuencia, una grave pérdida de energía. Pero recuerda, nadie puede decirte más, ya que solo tú puedes abrir esa puerta y saber si debes y quieres entrar solo y por tí mismo.
¡Mira quién habla! Yo no consigo lograrlo, pero es hermoso intentarlo...
Como acostumbras, me veías directamente a los ojos, con esa mirada dulce y melancólica que tienes, recordabas aquello que te lastima y liga a tu pasado, huyendo encontrarte de nuevo en el refugio de mis brazos; pensé una vez más: ¡Huye del dolor de sentirse amado...! quizás porque no te permites aceptar que puedes amar en la misma forma y tal vez porque sea difícil ya que el amor duele y cobra precios muy caros.
Nuestra estúpida costumbre de dejarnos llevar por el miedo a la felicidad, siempre nos va a impedir entregarnos por completo. El pavor a tomar las riendas de nuestras vidas; miedo a ser nosotros mismos, a convertir en hechos nuestros más hermosos sueños.
Estamos acostumbrados a recordar un pasado que no se puede modificar, a planear un futuro que no se sabe si va a llegar y el resultado sólo puede ser uno: perdernos el ahora y el aquí.
Recuerdo con felicidad las débiles voces o mejor dicho, las casi calladas exclamaciones de satisfacción que salen de tu corazón cuando nos entregamos y fundimos en uno solo; sí, esas expresiones que vacían tu alma dolorida, y por unos instantes fugaces te permitían volar al inifinito, mientras tu cuerpo se vacía dentro del mío.
No quiero equivocarme al pensar que hubo alguna relación fallida, ya que en todos los recovecos de la nuestra, tuviste oportunidad de buscar lo que en mí no encontrabas y por ello no te has atrevido a ser feliz, parece ser que tú mismo te obligas a mantenerte dentro de la prisión que tú mismo has construído; esa prisión que atesoras como lo más sagrado de tu existencia. Es más fácil, mucho más fácil, encerrarse en sí mismo, que vivir responsablemente en libertad y permitirnos el derecho a volver a empezar, volver a buscar y si erramos una vez más ¡no importa! Todo en esta vida es aprendizaje.
No creo y nunca lo has dicho, que odies tu pasado, tu forma de vida, tu manera de ser, pero no te has atrevido nuevamente a vivir, a ser feliz, a ser dueño y señor de tu existencia, tienes miedo porque no te has enseñado a ver el dolor de las pérdidas como una consecuencia lógica del ser.
El ser feliz es una obligación, no un derecho y en ésto nos faltan bastantes tareas que cumplir con responsabilidad; una vez que conseguimos serlo, podremos entonces, dar felicidad, cariño, ternura y amor a quienes nos rodean.
En muchas ocasiones hemos llegado a compenetrarnos tanto, confiarnos plenamente lo que pensamos y queremos, que casi te puedo asegurar que de haber seguido por el sendero que estabamos caminando, podríamos haber logrado la meta fijada: Ser compañeros, amigos, pareja por siempre, ayudarnos, respetarnos; pero quizás con ello más adelante nos hubiese resultado más difícil dar marcha atrás. Entonces de nueva cuenta desearíamos seguridad en todo, sin embargo, somos dos seres totalmente distintos. Yo deseo el entendimiento pleno, la felicidad, algo de seguridad que yo misma no soy capaz de darme; tú, amas la libertad de ser tú mismo en cualquier circunstancia en que te encuentres: Nada ni nadie te ata a su destino. Yo amo lo cierto; tú la novedad; yo muero quizá por la costumbre, la rutina, lo seguro; a tí, lo desconocido te hace vivir; aunque dentro de ti, añores lo cotidiano, lo seguro.
No me gustaría que partas por siempre de mi lado, aunque nunca sea la que adopte una solución. Soy respuesta, nunca pregunta. Reacciono, no vivo. Tú eres lo contrario a mí.
En ocasiones me interrogas sobre mi vida: Quién soy, quién era, qué hacía, cómo, en dóndo y con quién vivía. Yo no interrogo, me intereso por saber lo que deseas contarme y tal vez nunca tenga con certeza esa respuesta. Esa es nuestra gran diferencia. Tú sabes más de mí, mientras yo ignoro mucho de tí, aunque siempre he creído conocerte. Por ahora, seguiremos siendo un par de desconocidos tratando de ganar una batalla con nuestro propio pasado, una bella e irresoluble incógnita en nuestra vida futura (a corto o largo plazo). Tal vez sea esa la forma en que algún día nos recordemos.
Efectivamente, suelo amar con pasión, locura y entrega desmedida ¡Tu mejor que nadie lo sabe!. Por eso, al aceptar sin haberlo dicho de tu inclinación aberrante a ser un adicto emocional, no me queda más que seguir callando el sentimiento que nación sin querer concebirlo desde hace ya muchos años. Estoy cierta que si algún día tengo que gritar al mundo entero en tu presencia el más sincero de mis sentimientos, antes de hacerlo con el corazón en la mano; te arroparé y te cubriré con mis brazos, dentro de los cuales has disfrutado y dulcemente susurraré a tu oído: ¡No puedo evitarlo!. Lo he evitado durante días, semanas, meses o años... Tengo que hacerlo y hoy todos lo sabrán: ¡TE AMO! Y al decir esto, consciente estoy: ¡Te perderé para siempre!
Estoy convencidad de que en algún momento, nuestros caminos jamás se volverán a encontrar. Yo amo lo cierto, la seguridad, la costumbre, los ritos y rutinas. Tú eres libre que hasta me sorprende lo impredecible que eres.
Entonces, te desearé la mejor de las suertes. Y por siempre deberás recordad:
Nadie, absolutamente nadie, te puede decir cómo vivir tu vida; tu eres dueño de ella y la felicidad la puedes tener tan cerca, que esto te impide verla.
No confíes en mí; confía en tí que eres todo lo que tienes.
Ahora, espero que por fin entiendas que siempre quiero, deseo ser sincera para contigo; jamás te engañé, ni te mentí, no pienso hacerlo ni a futuro; mis sentimientos hacia tí, son y serán por siempre sinceros, directos y cristalinos como el agua más pura del manantial de la amistad o el amor. Por esto lo repito, cuando acepte que estoy dependiendo mucho de tí y que tu amor me hace daño, sabré que hago lo correcto y verdadero.
Lo único que me quedará por hacer:
Gritarle al mundo que TE AMO y con ello... ¡¡TE PERDERE!!

No hay comentarios: