Rompieste la ilusión de mi vida,
jugaste una vez más con mis sentimientos,
te burlaste de mí,
me has hecho concebir vanas esperanzas
y ahora ¡te marchas!!
Huyes de tus palabras,
tu compromiso y tu realidad;
solo atinas a molestarte
para no escuchar un reproche más.
Tu escape,
hacerme sentir que soy culpable
de mi mal humor y mi coraje;
no es enojo, no es coraje
es ¡dolor e impotencia!
Impotencia de no poder cambiar
el rumbo de nuestra relación,
dolor de sentirme engañada,
burlada... Y aún así
no tener valor de ahuyentarte
de mi vida y cerrarte
la puerta de mi corazón...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario